¿Alguna vez has entrado en una biblioteca o en una librería con intención de buscar nueva lectura y...?
¡Cuántos libros y qué portadas tan brillantes! ¡Cuántos colores! ¡Qué fotografías! Estanterías y estanterías llenas de lo mejor de lo mejor: lo último en publicarse, lo mejor de la novela negra, la mejor novela romántica del año, el mejor libro para convertirte en minimalista, dietas veganas, libros sobre ecologismo, libros de embarazo, cocina, bestsellers, viajes inolvidables y... Se te pasan las horas rebuscando, revolviendo, cotilleando pero te marchas, sin haber elegido ni uno. Que no cunda el pánico, es normal.
Este es simplemente un ejemplo de la sobreinformación que recibimos como sociedad y nos abruma día a día. La Era Digital (o de la Información), tan beneficiosa, útil y necesaria, está convirtiéndose en un aluvión de datos que somos incapaces de asimilar: periódicos, revistas, radio, televisión, internet y sus redes sociales... El problema: nuestra capacidad cerebral es incapaz de absorber tanta información y estímulos.
Según va aumentando la cantidad de contenidos somos peores dominándolos y tratando de controlarlos. A un solo "clic" tenemos miles de webs donde bucear y aprender...
Pero, sí, esto nos trae algún problema.
Cuatro grandes problemas de la Era de la Información (que debemos aprender a solucionar)
Dificultad para localizar la información que es requerida debido a este ´´aluvión de información´´
Esta cantidad excesiva de información provoca dificultad en la clasificación de datos y nos presenta un problema grave: saber discriminar entre cuál es la información que es realmente importante de la que no, lo que, como habréis vivido en vuestras propiedas carnes, genera polémicas y debates entorno a información falsa.
Se crean mundos diferentes de información para cada persona en función de su historial y búsquedas anteriores. Los algoritmos están jugando en nuestra contra, enseñándonos información distinta y provocando la sensación de "vivir en mundos diferentes"y no conectados.
Somos incapaces de procesar y comprender la información obtenida, generando demencia, psicosis y la des-adaptación al entorno que nos rodea.
Todo está disponible siempre y en cualquier lugar... ¡Y todo en vuestro bolsillo! (para quienes tengáis un teléfono "inteligente"). La información que recibimos hoy en día es increíblemente mayor a la que recibía una persona hace 100 años en toda su vida. Nuestro cerebro se ha adaptado a esta nueva Era pero no ha evolucionado nada y nos está pasando factura. Muchos expertos y creadores de las redes sociales son reacios a tenerlas (Reflexionemos... ¿Por qué será?) y reivindican una profunda reflexión ética del modelo de sociedad hacia la que la Inteligencia Artificial (IA) y los logaritmos nos dirigen, una reflexión ética que considere los retos globales y cuál es el papel de la digitalización.
Por un lado, inundados de información, padecemos, paradójicamente de déficits de conocimiento. Seamos conscientes, no es suficiente con ser un experto sobre una materia concreta: arquitectura, diseño de web, marketing, cocina... (Ni con tener acceso a la información en cualquier lugar en cualquier momento). El saber específico no implica gozar de saber cultural. También necesitamos de este último como sociedad. Es fundamental conocer sobre los orígenes de la evolución, del capitalismo, de la democracia, de la historia, saber sobre el amor o la tristeza, la empatía... Y ser capaces de conectar y relacionar estos conocimientos entre sí.
Por otro lado. ya se está conectando google al cerebro...
La conexión de un cerebro humano a un ordenador a través de microelectrodos, "hilos" implantables, es ya una opción real y tiene nombres como "Brain-internet" o "Neuralink". Este salto tecnológico nos permitirá conectarnos a una televisión o a internet solo con el pensamiento. Y no es algo nuevo, ya se emplea para pacientes con miembros robóticos o pérdidas de oído o del habla...
¿Pero es ético trasladarlo al resto de la población? ¿Cómo establecer estos usos? ¿Cómo gestionar humanamente este salto tecnológico?
Como individuos y sociedad, tenemos la responsabilidad de exigirnos una ética acorde a los avances de la nuestra tecnología. No puede suceder lo que relataba Stefan Zweig en «El mundo de ayer», su biografía en la de la Europa del siglo XX:
… por una extraña paradoja, en el mismo lapso de tiempo en que nuestro mundo retrocedía un milenio en lo moral, también he visto a la misma humanidad elevarse hasta alturas insospechadas en lo que a la técnica y el intelecto se refiere […] Antes de este momento, la humanidad, como conjunto, nunca había mostrado una faceta tan diabólica ni tampoco había alcanzado cotas de creación tan parecidas a las divinas.
Nuestro blog pretende ser un refugio en la tormenta, una balsa en el océano o un oasis en el desierto. Os acercaremos reflexiones y recomendaciones de libros que han marcado la cultura, la historia o podrían hacerlo. Poco a poco iremos buceando, debatiendo y seleccionando libros que nos permitan encontrar el Norte y poder seguir creando humanidad.
¿Y a ti? ¿También te pasa?
Miriam Julián, psicóloga social y bibliotecaria
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